El año pasado en Paris, en el Centro Pompidou, esta instalación logró atraer a más de 50.000 visitantes. Este año se repetirá en Copenhague, en el Museum for Kunst, todo un éxito para Jeppe Hein.
El artista decidió hacer uso de la tecnología del infrarrojo para crear un laberinto virtual. La sala está totalmente vacía, pero sólo en apariencia ya que en su interior se esconden tabiques invisibles.
Invisibles al ojo humano pero se vuelven visibles gracias a unos auriculares que emiten pequeñas vibraciones cuando el visitante se encuentra con uno de estos paneles. Es como un gigantesco terreno de juego en el que uno sólo se puede fiar de su propio oído. Esto o atravesar la sala en menos de un minuto sin prestarse al juego.
Noticia sacada de: Ounae